POEMAS
COLOMBIANOS
DESEO DE NADA
Todavía es temprano.
Mil noches han caído sobre la
tierra,
y otras mil cayeron antes,
pero aún no es tarde.
El viento arropa con tanta fuerza la
casa
Que se diría una madre enloquecida
de amor.
Pero el viento no puede amar.
Tengo miedo.
El mar no está lejos de aquí,
y yo soy esa misma arena sobre la
que caen
furiosas, incontenibles y enajenadas
las olas.
Más allá, en el centro mismo de la
tormenta,
mi ojo busca las razones de tanta
rabia.
Tengo ganas de azotar a la noche
hasta verla sangrar.
Deseo hasta el infinito
Poseer algo que jamás se entregue.
EL JARDÍN COMO DESTINO
En los umbrales del jardín te espera
la más hermosa nada.
No encontrarás al gran ángel negro
de alas encendidas
ni saldrá a recibirte el viejo
barbón que custodia la casa.
Ahí has de encontrarte con el gran
desconocido que fuiste,
Con aquel obscuro murmullo que
aterrorizó tu niñez,
El mismo canto de sordos que
cargaste la vida entera.
No encontrarás girasoles que se
inclinen a occidente,
Ni azaleas encarnadas que escapen al
alba.
Atrás habrán quedado los árboles del
Paraíso
Con sus ramas desfloradas
Erguidas al cielo con orgullosa
inocencia
Y conocerás la vergüenza de haberte
avergonzado un día de tu desnudez.
Si alguna vez llegas a los confines
del jardín,
Ahí donde todo lo ha quemado el
cielo,
Donde la materia cumple su único
destino,
Sabrás que tu vida ha sido como un
poema atravesado de tormentos
pero insensible a sus propias
palabras.
Y te preguntarás cómo has podido no
entender
Que tú anhelo de vivir eternamente,
Tu miedo animal a la soledad,
No tenía el poder de construir otros
mundos.
El jardín es uno solo y a él vas y
vuelves sin percatarte.
Y como el alma no siente, sólo sabe,
Te sorprenderás al saber que la nada
posee tu propio rostro.
EL REGRESO
Mi madre a los treinta
Era una joven de ojos grandes,
Agobiados,
Cargados de urgencias que yo no
comprendía.
Entonces nada me asustaba tanto
Como las posibles tiniebla de su
abandono.
Por eso iba tras ella a todos lados
Como un bicho perseguía su luz.
El pueblo,
Su campanario y las solteronas
arcaicas,
Danzarinas de las hogueras de San
Juan,
Nos parecían tan tristes
Que ansiábamos irnos a otra parte.
Claro que todo estaba dispuesto
Para obligarnos a permanecer allí.
Por eso mamá
Leía para mí historias de otros
mundos,
De ciudades lejanas pobladas de
héroes y villanos
O de animales que hablaban en nombre
de la virtud y el vicio.
Pero cuando llegaba la hora de la
cena
Ella volvía resignada a la cocina
para preparar la mesa,
Dejándome casi siempre con el libro
en las manos.
Cómo podía saber ella,
Pobrecita mamá,
Que regresar de aquellos mundos
a mí me llevaría una vida.
EL DANUBIO
A mi padre y su Danubio, la finca de
mis abuelos
Lo que pacientes elaboraron los años
No tiene título ahora,
Sólo un olor y un sonido lo distinguen
Del tumulto de lo real y lo notable.
El Danubio que yo conozco
No lo frecuenta el mundo;
Es el escenario de los últimos vasos
de leche
Que tomé gustosa de las ubres;
La cama junto a la cama de mis
abuelos paternos,
Que anhelaron encaminar su hacienda,
y así fue,
Tuvieron once hijos
Y sembraron tres de ellos en sus
jardines.
En El Danubio pude ver el universo,
Y me atemorizó la imagen del
infinito;
Aquella aparición del vacío
Que amenazaba con tragarse el mundo.
Todo lo que yo conocí en mis
primeros años,
Fiel a lo anunciado por mis
visiones, desapareció.
Ahora, cumplido el presagio, perdida
la niñez,
Los amigos tempranos, la casa en que
nací,
Perdida la calle Felicidad para
habitarla,
Me siguen quedando El Danubio y su
jazmín,
El naranjal, unos corrales,
Y un paisaje que se pierde
En el temor de perderse otra vez,
Otra vez en lo definitivo.
QUERIDO OSCAR, HE AQUÍ EL VERDADERO
ENAMORADO
Es el verano.
El ruiseñor gimotea en la tarde y su
vuelo milagroso
Atraviesa la luz como una espina.
Sí, es verano y pronto no habrá
canto,
Ni tiempo, ni recuerdo, ni gemido.
A lo lejos las acacias bailarán con
lentitud la música que el río les ofrece,
Y la tarde terminará por tragarse la
luz. Abajo,
Junto a la ventana de mi cocina, el
ruiseñor,
Él único que conoce mi nombre desde
siempre,
Ese pájaro centenario e imposible
que endulzó las noches de mi niñez,
Ofrecerá su corazón para que yo
pueda ver la rosa.
Ingenuo pájaro que escuchó los
delirios de mi fiebre
En balde clavará su corazón en el
rosal.
Sí, amo esta hora pasajera
Y el rosal ensangrentado, pero
florecido.
Sí, amo esta estación del tiempo que
no pasa,
Y el ruiseñor sacrificado en vano.
Inocente ruiseñor junto a la ventana
de mi cocina.
¿Para qué sirve el amor?, le
pregunto.
Mañana habrá una rosa, me dice,
En el jarrón vacío de hoy.
SIN ENTENDER NADA
La tarde se agotaba en Rodas,
Abril, como toda promesa cumplida,
perdía interés
Y yo vi correr tus lágrimas hasta el
mar.
Sin entender nada
Ni tu melancolía ni la migración de
las aves
Ni el silbido de los barcos ni el
rostro envejecido de los capitanes,
Cerré los ojos.
Al volver a abrirlos, no sé si yo
era distinta
O si el puerto había cambiado
Pero los barcos anclados
embellecieron con la noche.
Tú que mirabas hacia las colinas
No viste mis lágrimas encendiendo
las primeras lámparas.
ASÍ PASAN LOS AÑOS
Pasan los años,
y aunque la vida me acusa de inmovilidad,
también yo he viajado.
Como una partícula de polvo
he revoloteado por la casa y me he prendido a los libros.
Como un insecto he reposado a la orilla de las acequias,
o simplemente he sido una mujer que de tarde en tarde
ha mirado hacia el mar
buscando barcos olvidados por la neblina
y que vuelven a la memoria,
sin esperanza distinta de la muerte.
LA TORRE DE MARFIL
El mundo es una torre de marfil, en vanobusco una puerta en sus paredes curvas.
Parezco una actriz representando a un borracho,
camino tratando de hacer una línea recta,
nunca eses. No soy una profesional
de la actuación, ni siquiera me le parezco,
pero caminaré tratando de hacer una línea recta.
A veces me siento frente al ordenador y busco
toda clase de cosas, desde zapatos hasta amor.
Y sí, todo lo encuentro allí, porque el mundo es una torre
y estoy atrapada con todo lo demás, es inevitable.
Cuando me miro al espejo me sorprende lo común
que parece mi rostro, y me digo:
es bueno ser tan común, no te asustes.
Vuelvo a sentarme frente al ordenador y encuentro
las mismas cosas, todo, todo, hasta el amor.
Y allí mismo, tecleando,
trato de comprender
por qué me siento libre en la jaula del pájaro.
A LA DOBLE QUE SOY
Hay fotografías en las que no me
reconozco.Mi yo cobarde al mirarlas
me obliga a pensar que existo en una sola
y no en la suma de quien soy
con esa otra que me suplanta en la imagen.
Cuesta creer que la desconocida también soy yo
esa mujer suspendida y fea
con un rostro que sin ser mío no es ajeno.
Entender el mundo bien puede ser eso:
aceptar que soy esa a quien desconozco.
EL DOMINIO
Me asomo a la tarde, miro las nubes
de soslayo,
desplazándose vistas y exaltadas sobre el pico de la montaña.
Se deslizan hacia el olvido de la mirada,
hacia el coro urdido por el silencio, o más allá.
En esta cárcel, mi condena,
la muerte está sentada al otro lado de la salida.
No me abandonará por ahora,
ella seguirá presa en mí, mientras afuera llueve
y el recordado azul del cielo se vuelve agua en los cristales.
desplazándose vistas y exaltadas sobre el pico de la montaña.
Se deslizan hacia el olvido de la mirada,
hacia el coro urdido por el silencio, o más allá.
En esta cárcel, mi condena,
la muerte está sentada al otro lado de la salida.
No me abandonará por ahora,
ella seguirá presa en mí, mientras afuera llueve
y el recordado azul del cielo se vuelve agua en los cristales.
CADA DÍA EN OTRO TIEMPO
A Juana Rosa Pita
He venido a la tormenta,al ruido espantoso de la estación del tren.
Aquí donde vivo nunca llegará el invierno
con sus hábitos curiosos,
ni tendré necesidad de poseer un hogar.
A veces salgo al muelle
y miro cómo rompe el alba sobre las olas,
cómo se funden color sobre color.
Demasiado pronto
el día abjura de su rumorosa vocación
y enmudece para hacerme hablar.
Desprecio el alarde festivo de la noche
y las ramas del roble
agitadas contra la tormenta.
Nada me obliga a la exclusión:
he vencido mi destierro.
LA ERRANCIA Y LA PROXIMIDAD
Para José Luís Rojas
El vuelo de las gallinas no es muy
distinto
al vuelo de las horas;
a pesar de los intentos fallidos
nunca aceptan su limitada naturaleza.
La hora es la medida indistinta del día humano,
la gallina cobarde de la inmortalidad divina.
Lo más lejano ocurre con la gracia de lo imposible,
mientras el presente se deshace, fluye.
El tiempo no se mide, se interpreta:
así lo enseña la música.
al vuelo de las horas;
a pesar de los intentos fallidos
nunca aceptan su limitada naturaleza.
La hora es la medida indistinta del día humano,
la gallina cobarde de la inmortalidad divina.
Lo más lejano ocurre con la gracia de lo imposible,
mientras el presente se deshace, fluye.
El tiempo no se mide, se interpreta:
así lo enseña la música.
COMO AYER FUE SIEMPRE
Separados, pero iguales,los días avanzan hacía la terca evidencia del calendario,
hacia la diaria justificación de sus nombres.
Como ayer fue siempre;
la luna que venía de más allá,
la oscura evidencia de tu pelo,
tu voz donde el viento,
tu voz don del viento,
la arena contra tu rostro,
el frágil signo de la palabra
que soplaras hace tanto tiempo en mis labios.
Hoy vuelves a mi suerte,
vuelves a donde nunca estoy.
A SOLAS
¿Quieres que hablemos? Está bien
empieza:Habla a mi corazón como otros días…
¡Pero no!… ¿qué dirías?
¿Qué podrías decir a mi tristeza?
…No intentes disculparte: ¡todo es
vano!
Ya murieron las rosas en el huerto;
el campo verde lo secó el verano,
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.
Ya murieron las rosas en el huerto;
el campo verde lo secó el verano,
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.
Amor arrepentido,
ave que quiere regresar al nido
al través de la escarcha y las neblinas;
amor que vienes aterido y yerto,
¡donde fuiste feliz… ¡ya todo ha muerto!
No vuelvas… ¡Todo lo hallarás en ruinas!
ave que quiere regresar al nido
al través de la escarcha y las neblinas;
amor que vienes aterido y yerto,
¡donde fuiste feliz… ¡ya todo ha muerto!
No vuelvas… ¡Todo lo hallarás en ruinas!
¿A qué has venido? ¿Para qué
volviste?
¿Qué buscas?… Nadie habrá de responderte!
Está sola mi alma, y estoy triste,
inmensamente triste hasta la muerte.
¿Qué buscas?… Nadie habrá de responderte!
Está sola mi alma, y estoy triste,
inmensamente triste hasta la muerte.
Todas las ilusiones que te amaron,
las que quisieron compartir tu suerte,
mucho tiempo en la sombra te esperaron,
y se fueron… cansadas de no verte.
las que quisieron compartir tu suerte,
mucho tiempo en la sombra te esperaron,
y se fueron… cansadas de no verte.
Cuando por vez primera
en mi camino te encontré, reía
en los campos la alegre primavera…
todo era luz, aromas y armonía.
en mi camino te encontré, reía
en los campos la alegre primavera…
todo era luz, aromas y armonía.
Hoy todo cuán distinto… Paso a paso
y solo voy por la desierta vía.
-Nave sin rumbo entre revueltas olas-
pensando en la tristeza del ocaso,
y en las tristezas de las almas solas.
y solo voy por la desierta vía.
-Nave sin rumbo entre revueltas olas-
pensando en la tristeza del ocaso,
y en las tristezas de las almas solas.
En torno la mirada no columbra
sino esperanzas y páramos sombríos;
los nidos en la nieve están vacíos,
y la estrella que amamos ya no alumbra
el azul de tus sueños y los míos.
sino esperanzas y páramos sombríos;
los nidos en la nieve están vacíos,
y la estrella que amamos ya no alumbra
el azul de tus sueños y los míos.
Partiste para ignota lontananza
cuando empezaba a descender la sombra.
…¿Recuerdas? Te llamaba mi esperanza,
¡pero ya mi esperanza no te nombra!
cuando empezaba a descender la sombra.
…¿Recuerdas? Te llamaba mi esperanza,
¡pero ya mi esperanza no te nombra!
¡No ha de nombrarte!…¿para qué?…
Vacía
está el ara, y la historia yace trunca.
¡Ya para qué esperar que irradie el día!
¡Ya para qué decirnos: Todavía,
Si una voz grita en nuestras almas: ¡Nunca!
está el ara, y la historia yace trunca.
¡Ya para qué esperar que irradie el día!
¡Ya para qué decirnos: Todavía,
Si una voz grita en nuestras almas: ¡Nunca!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario